Una vez que damos el visto bueno a nuestra maqueta, llega el momento de comernos las uñas. Esa espera desde que la maqueta va a imprenta y vuelve a nosotros en forma de libro, se hace eterna. Al menos hoy, gracias a las nuevas tecnologías, tiempo de espera se ha reducido mucho. No obstante, por más que se acorte, a nosotros siempre nos parecerá demasiado.
Después
de un tiempo, por fin podía ver el resultado de mi trabajo y esfuerzo.
Al llegar a casa, después del trabajo, allí estaba esperándome uno de
los paquetes más especiales que he recibido nunca. Perfectamente
empaquetados, en una preciosa (en ese momento) caja de cartón, me
esperaba el fruto de largas y largas horas de trabajo.
Algo
tembloroso, cogí unas tijeras y con el filo de una de las hojas,
conseguí abrir la caja. En su interior, perfectamente empaquetados,
aguardaban los ejemplares de "mi" libro. "Mi libro", qué expresión tan sencilla y a la vez tan compleja, ¿verdad? Aún hoy, transcurridos ya unos meses, sigo sin terminármelo de creer.
Ver
esa portada tan maravillosa que habían creado para mí, esa maquetación,
ese aroma a libro nuevo... son pequeños detalles que jamás uno podrá
olvidar. No sé si lo conseguiré o no, pero para
intentar que todos podáis disfrutar de esa experiencia que tuve yo,
aquí os dejo unas fotos de esos primeros instantes. Vosotros juzgaréis el resultado:
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